En esta entrada se presentan algunas características básicas del sánscrito. En primer lugar una contextualización histórica, cronológica y geográfica que nos permite vincular el génesis del indoeuropeo a raíz de la evolución y dispersión de las propias lenguas indoeuropeas, dentro del subgrupo conocido como lenguas indo-iranias. La existencia de la lengua védica puede remontarse hasta mitad del segundo milenio antes de nuestra era aunque la constancia escrita fue muy posterior. A través de las invasiones de los pueblos indoeuropeos (II milenio a. C), esta lengua en su forma más arcaica entra en el subcontinente indio y el védico se consolida geográficamente dentro de la denominada planicie indo-gangética, compartiendo espacio con otro tipo de lenguas también indoeuropeas que en conjunto son denominadas indoarias. A través de los siglos se perfeccionará, se fijará su gramática y adoptará diferentes sistemas de escritura, aunque el más común hoy en día sigue siendo el devanagari. Esta entrada no pretende ser una guía completa para el idioma sino una simple introducción, que en conjunción con otra serie de entradas, pueden servir al lector para familiarizarse con el sánscrito clásico y tener algunas pautas generales que puedan ayudar al investigador a analizar la morfología de las palabras, citar con mayor rigurosidad y realizar transilteraciones más precisas.
El sánscrito es una lengua clásica que se consolidó en el subcontinente indio a raíz de la evolución, sistematización y fijación del sánscrito védico. Forma parte de la rama de lenguas indoeuropeas que se desarrollaron y expandieron en la parte oriental de esta gran familia, lo que también conocemos como lenguas indoiranias, entre las cuales podemos mencionar el persa, el cingalés, el nepalí y el bengalí. Dentro del grupo indoiranio se suelen establecer tres grandes grupos: iranio, nuristánico e indoario. Dentro de este último tenemos un conjunto de lenguas que se desarrollaron en el subcontinente indio como el cachemiro, el shina, el sindhi, el panyabí, el rayastaní, el asamés o el maratí. En esta rama se encuadra el sánscrito que debido a su evolución incluye el sánscrito védico y el sánscrito clásico. El primero, también conocido simplemente como védico, es un sánscrito arcaico que sobrevivió gracias a la difusión que tuvo posteriormente el sánscrito clásico.
No disponemos de una fecha exacta en la que nació el idioma sánscrito como lengua hablada aunque sí podemos señalar un espacio geográfico amplio a raíz de su escritura. La llegada de los pueblos indoarios debió ocurrir durante los primeros siglos del segundo milenio antes de Cristo. Algunos investigadores han rastreado algunas palabras del sánscrito en textos hurritas del siglo XIV a.C. En este periodo y tras la caída de Mittani, se encuentran nombres de dioses védicos, algunas palabras en sánscrito y la utilización de algún sufijo numeral muy característico como el sufijo -ka al número uno. No obstante, son elementos aislados que pueden suponer una conexión real o bien la existencia de unas raíces comunes previas. Lo más probable es que el sánscrito védico, en su forma oral, ya existiera a mediados del segundo milenio antes de nuestra era.
La vinculación del sánscrito arcaico o sánscrito védico a los Vedas, nos permite vincular su desarrollo e influencia a través de este conjunto de escritos. Los Vedas son textos de la tradición india que podemos clasificar los cuatro samhita más otro tipo de textos entre los cuales, el más conocido, son los Upanishad. Entre este conjunto de documentos podemos mencionar:
De entre los cuatro Vedas, los libros III, IV y V del Ṛgveda pueden ser los más antiguos aunque es difícil aseverar dicha información ya que los textos son en sí recopilaciones que se remontan a una tradición oral previa que no podemos rastrear. El núcleo de este fenómeno cultural y lingüístico debió situarse en el Indo, el Panyab y el Sarasvatī y pudo llegar a través de las distintas escuelas a abarcar gran parte del norte del continente indio y la parte oriental del actual Afganistán. Los Upanishad más recientes fueron conocidos por figuras como las de Buda, así que debieron quedar finalizados antes del siglo V a.C.
En aquella época el sánscrito compartió espacio con otras lenguas de origen también indoario que empezaron a evolucionar de manera más rápida, adaptándose a las dinámicas de la población. Entre esas lenguas podemos mencionar el avéstico. Alrededor del siglo IV a. C. ocurrió un gran cambio. La llegada de Pāṇini supuso la fijación de gramática. El sánscrito, de esta manera, se consolidó y dio pie a la aparición del sánscrito clásico. Se formó así una estructura lingüística más compleja que agrupó el lenguaje de los antiguos Vedas, la lengua hablada en tiempos de Pāṇini (integrada dentro del grupo indoario medio) y algunos aspectos de las lenguas dravídicas. Todo ello convirtieron el sánscrito en una lengua culta preparada para sobrevivir en los documentos, ser conservada, aprendida y releída en tiempos posteriores. La influencia del sánscrito clásico fue mayor y permitió conocer de manera más fidedigna la historia de la India. Después de Pāṇini, podemos destacar la importancia de figuras como la de Pantañjali que ayudaron a fijar la lengua y ennoblecieron su naturaleza, aunque con el tiempo, ésta quedó relegada a una segunda lengua más ligada al ámbito culto y religioso. Aunque las referencias a esta lengua son antiguas, el propio nombre de sánscrito debió emerger alrededor del siglo V después de Cristo como sinónimo de lengua construida.
Entre los siglos VII y XVII el sánscrito alcanzó una época de esplendor y su influencia, muy ligada a la inestimable importancia de los textos religiosos, científicos y literarios, trascendió las limitaciones del territorio indio, alcanzando también regiones como la actual China, Camboya, Mongolia, Japón y parte del sureste asiático. Tras el periodo colonial y la introducción del inglés, el sánscrito volvió a recuperar fuerza debido al interés académico e historia que ha tenido esta lengua, incluyendo el renovado interés occidental en conocer las tradiciones religiosas hindúes y budistas.
El sánscrito comparte muchas de las peculiaridades con las lenguas antiguas que forman parte de las distintas ramas indoeuropeas. Tiene tres géneros: masculino, femenino y neutro. Al igual que el griego clásico, posee tres números: singular, plural y dual. Es una lengua flexiva sintética y como tal, hace unos de una serie de morfemas para expresar los diferentes accidentes gramaticales. Una diferencia a primera vista sustancial es la de los casos. Mientras que en el latín hay seis casos y en el griego cinco (desaparece el ablativo), el sánscrito conserva ocho casos, esto es: nominativo (NOM), vocativo (V), acusativo (AC), gentivo (G), dativo (DAT), ablativo (AB), locativo (LOC) e instrumental (IT).
En otros aspectos, la conjugación comparte ciertas similitudes con las lenguas clásicas occidentales. Los verbos tienen tres voces (activa, media y pasiva), tres modos (indicativo, imperativo y optativo) y seis tiempos (presente, imperfecto, futuro, condicional, aoristo y perfecto). No obstante, cuenta con muchas particularidades a las que hay que prestar especial atención. En los inicios de aprendizaje debemos tener presente tres aspectos. Una de las primeras dificultades es acostumbrarse a los caracteres escritos del devanagari y poder hacer uso de ellos a través de un teclado QWERTY; el segundo es que el sánscrito posee muchos modismos y formas propias de conectar las palabras ante lo cual no queda otra que el estudio y la práctica. Por último, también puede despertar cierto temor la conjugación. Si tenemos en cuenta que algunos gramáticos dividen los verbos en diez grupos atendiendo a las modificaciones de las raíces en el presente y en el imperfecto. No obstante, si estamos familiarizados con el griego clásico, esto último no debe representar en sí mismo un problema.
Esta lengua se empleó de manera escrita utilizando el sistema alfabético devanāgarī. Este sistema de escritura surgido en torno al siglo XI tiene unas raíces muy antiguas que se remontan incluso a la escritura brahmi (s.III a.C) pasando por la escritura gupta, la sharada, la escritura siddham y la nagari. Estos diferentes sistemas alfabéticos, emparentados unos con otros, se han utilizado para diferentes idiomas. El sistema alfabético Devanāgarī, por ejemplo, se ha utilizado también para el idioma cachemir, el hindi y el sindhi. El sánscrito ha utilizado también otros alfabetos, pero en este caso nos centraremos en el devanāgarī ya que fue muy usado en la era clásica del sánscrito y todavía se utiliza en diferentes contextos, incluyendo el académico.
El devanāgarī se escribe de izquierda a derecha, tal como estamos acostumbrados en la escritura occidental. Cuenta con 13 vocales y 37 consonantes, haciendo un total de 48 fonemas, ya que algunas letras son mudas. Entre las vocales podemos reconocer cinco vocales simples (a, i, u, ṛ, ḷ) y sus correspondientes largas (ā, ī, ū, ṝ). La letra ॡ (ḹ/ḷī) no se usa en la lengua hablada y es sólo una invención de los gramáticos empleada en los textos. Añadidos a éstos tenemos cuatro diptongos (ai, au, e, o) siendo los dos últimos también llamados monoptongos. Las consonantes a veces son agrupadas en los manuales de gramática por los siguientes grupos: guturales, paladiales, linguales, dentales y labiales. Las silbantes gutural y labial carecen de signo propio; en la escritura suelen representarse por dos puntos (:) o bien por el símbolo ardhavisarga o visarga, representado por un punto debajo de la consonante (por ejemplo, ḥ). También hay tener presente que hay otro signo, el virama (digitalmente se usa este símbolo parecido a la coma् aunque en los textos originales y antiguos podemos encontrar una línea más pronunciada. Este símbolo, indica pausa y la supresión de la vocal a, además de tener otros usos como suprimir la representación de varias consonantes que se acoplan dificultando su lectura. A continuación se presenta una tabla con las principales vocales y consonantes aisladas. En apartados posteriores se profundizará en la pronunciación, la transliteración y otros fenómenos de transformación como las eufonías.
Letra | AITS | AFI | Letra | AITS | AFI | |
अ | a | /ə/ | आ | ā | /äː/ | |
इ | i | /i/ | ई | ī | /iː/ | |
उ | u | /u/ | ऊ | ū | /uː/ | |
ऋ | ṛi | /ɽ/ | ॠ | ṝi | /ɽː/ | |
ऌ | ḷ | /l̪/ | ॡ | ḹ | /l̪ː/ | |
ए | e | /eː/ | ऐ | ai | /(aːɪ)/ | |
ओ | o | /oː/ | औ | au | /(aːʊ)/ |
क | ख | ग | घ | ङ | च | छ | ज | झ | ञ | ट |
ka | kha | ga | gha | ṅa | ca | cha | ja | jha | ña | ṭa |
ठ | ड | ढ | ण | त | थ | द | ध | न | प | फ |
ṭha | ḍa | ḍha | ṇa | ta | tha | da | dha | na | pa | pha |
ब | भ | म | य | र | ल | व | श | ष | स | ह |
ba | bha | ma | ya | ra | la | va | śa | ṣa (x) | sa | ha |
Filliozat, P. S. (2018). El sánscrito: lengua, historia y filosofía. Herder Editorial.
Rivero, F. M. (1881). Gramática elemental del sánscrito clásico. Imprenta de Enrique Teodoro.
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