La identidad de Mesopotamia está definida por el espacio en el cual discurren los ríos Tigris y Éufrates. Se divide entre la Baja Mesopotamia y la Alta Mesopotamia. La primera estaba caracterizada por escasas lluvias, con crecidas de los ríos a principios de verano y meses estivales muy secos. En la parte alta, el terreno abrupto configuraba valles, montes y riachuelos que atravesando los montes Zagros, irrigaban la superficie iraní. Las lluvias ocurrían en primavera y otoño y aunque la superficie cultivable era menor, había zonas agrícolas excelentes como la región que forma un triángulo entre el Habur, el Zab superior y los montes de Armenia. En cambio, el norte poseía una mayor variedad de productos, desde regiones adecuadas para la ganadería hasta una gran gama de flora (tamariscos, moreras y encinas). Estos aspectos marcaron sobremanera la configuración del espacio político pues los asentamientos se construyeron sobre el transcurso de los ríos, buscando la proximidad con las zonas de regadío y las particularidades del terreno también tuvieron efectos, a veces, adversos sobre las ciudades, especialmente si tenemos el progresivo deterioro del sur en cuanto a la salinización de la tierra.
En el territorio mesopotámico se encuentran asentamientos que se remontan al neolítico. Prueba de ello son los restos materiales de la cultura de Jarmo y la cultura Hassuna, Samarra y Tell Halaf, ya en la Edad de los Metales, aunque estudios posteriores revelan estas últimas como contemporáneas y sucesoras de Umm Dabaghiyah (6000-5500 a. C.), la primera cultura neolítica de la región. Los sumerios no fueron por tanto los primeros habitantes de estos territorios sino extranjeros que debieron llegar y mezclarse con la población en algún momento a partir del calcolítico, aunque también hay teorías basadas en datos antropológicos y arqueológicos que apuntan a la posibilidad de que fueran un pueblo autóctono. Por ejemplo, tenían cráneos braquicéfalos o dolicocéfalos, por lo que podían ser mezcla de alpinos y mediterráneos y las secuencias arqueológicas de la etapa previa no parecen mostrar rupturas o discontinuidades acusadas (por ejemplo, en cerámica). Como veremos, sobre un sustrato en principio heterogéneo, crecieron civilizaciones que, a pesar de los cambios dinásticos y las invasiones, sobrevivieron bien como modelo o ideario para las futuras poblaciones.
Dado el horizonte cultural amplio y complejo, podríamos decir que hablamos de la civilización sumeria a partir de la consolidación y expansión de la cultura Uruk, en torno al IV milenio a. C, aunque como veremos, muchas de las primeras ciudades tienen restos que pertenecen al Ubaid. En este periodo aparecen la rueda y la escritura, considerando que es en el 3.300 a. C la fecha a la que pertenece la tablilla con escritura cuneiforme más antigua. El proceso de consolidación de los asentamientos aconteció durante el periodo Yemdet Nars (3000-2850 a. C.) y la escritura desarrollada durante las etapas previa se expandió gracias a la administración de los templos.
Algunos autores hablan del periodo Dinástico Arcaico (2900-2332 a. C.) para referirse al primer histórico de Mesopotamia, momento en el que las ciudades sumerias emergen y se desarrolla una concepción mítica del mundo, con el diluvio y la participación de Dioses y héroes. Por ejemplo, Etana, fue un héroe trasladado al cielo por un águila. Enmerkar luchó contra los martu y fundó Uruk y Gilgamesh viajó por el mundo en busca de la planta de la inmortalidad. Durante este periodo de conflictos internos ciudades como Kish, Uruk, Ur, Umma, Lagash o Adab se disputaron el poder. El rey de Kish, Agga se enfrentó a Gilgamesh, quinto rey de Uruk. Las ciudades de Lagash y Umma se enfrentaron durante años, al igual que Uruk y Ur. Fue Enshakushanna, originario de Ur, que se apoderó de Uruk. Lugallanemundu, rey de Adab, hizo lo mismo con Kish y Nippur. Ambos se nombraron reyes de Sumer, aunque fue Lugalzagesi, rey de Umma y monarca de Uruk, quien consiguió la primera unificación de la región, alcanzando en sus dominios a Ur, Larsa, Umma, Nippur y Lagash. En la periferia podemos destacar la aparición del reino de Ebla al norte de Siria que estableció relaciones, a veces diplomáticas y otras belicosas con Assur y Mari. Uno de los reyes de Mari, Iblul-il, llegó a convertir a Ebla en un reino tributario. En el este floreció Elam, con ciudades como Susa o Awan, manteniendo también periodos de beligerancia con las ciudades sumerias.
Con el auge de los acadios, se consigue la unificación de Mesopotamia. Los acadios eran semitas que habían poblado el sur de Mesopotamia, junto a los sumerios, desde el principio, aunque tuvieron una presencia más notable en el norte, donde los antiguos reyes de Kish llegaron a tener nombres semitas. Hablaban un dialecto semítico oriental que más adelante se dividiría en dos variantes, el babilonio y el asirio, en el norte. La formación del imperio llega a partir de Sargón de Akkad (2335-2279 a. C.). Tras ser dueño de Kish y unificar los pueblos semitas, se hizo con las ciudades sumerias, derrotando a numerosos ensi como Lugalzagesi que se habían alzado como señores de sumer. Tras alcanzar la pretensión del dominio universal, realizó campañas contra Elam, llegando a someter a Susa. Su imperio llegó al apogeo con su nieto Naram-Sin (2254-2218 a. C.). Sofocó varias revueltas, guerreó contra Elam y conquistó Ebla, alcanzando el dominio de Subartu. Durante el reinado de su hijo Shar-Kali-Sharri (2217-2193 a. C.) los elamitas contratacaron y recuperaron Susa, Uruk se sublevó y aparecieron incursiones de parte de pueblos como los qutu (dragones de la montaña) y los martu, un pueblo nómada que avanzó desde Siria. En ese periodo de inestabilidad, el rey acadio fue asesinado en una conjura de palacio y las ciudades sumerias aprovecharon para independizarse.
El periodo de inestabilidad vino seguido de un periodo conocido como neosumerio. Tras la expulsión de los invasores, algunas ciudades meridionales crecerían, alcanzándose una segunda reunificación bajo la III dinastía de Ur. El rey de Uruk, Utu-Hengal (2120-2112 a. C.) se enfrentó a campo abierto con los invasores qutu, derrotando a su rey Tiriqan. Ur-Nammu (2112-2095 a. C.) le usurpó el poder aprovechando que gobernaba la ciudad de Ur en su nombre. Tomó el título de rey de Sumer y Akkad, aunque para ello tuvo que doblegar a Lagash. La centralización esta vez fue más compleja, hubo grandes construcciones, reconstrucciones y amplificaciones. Las ciudades alcanzaron un gran esplendor y se favoreció el comercio. Su hijo Shulgi (2094-2047 a. C.) se hizo adorar como Dios, proclamándose hermano del héroe Gilgamesh y centró gran parte de su atención en el control de las fronteras. Su hijo Amar-Sin (2046-2038 a. C.) consolidaría el dominio a lo largo del Tigris y le sería sucedido por su hermano Shu-Sin (2037-2029 a. C.), el cual destinó un gran esfuerzo militar en contener las invasiones de los martu. No obstante, el final llegaría con su hijo Ibbi-Sin (2028-2004 a. C.), cuando los martu o amorreos consiguieron franquear las fortificaciones del norte. La región de Susa aprovechó para independizarse y aunque muchas ciudades fueron reforzadas, el imperio terminó disgregándose. Ishbi-Erra, gobernador de Isín, traicionó a los reyes de Ur aunque no consiguió terminar de repeler las incursiones, favorecidas esta vez por la alianza de los elamitas con los invasores. Ur fue saqueada y reducida a cenizas y su rey, Ibbi-Sin, moriría cautivo en Anshán.
Tras la destrucción de Ur, llega el periodo paleobabilónico. La caída de Ur era reflejo de una crisis más amplia que asoló la zona. Durante este periodo se acentúa la división del poder, la degradación ecológica empezó a causar estragos y la excesiva concentración de población en las ciudades terminó por estallar en crisis de abastecimiento. Ese vacío de poder hizo que ciudades como Larsa e Isín se disputaran el control. La dinastía de Isín, iniciada por Ishbi-Erra (2017-1985 a. C.) asumió la herencia del imperio. Reconstruyó la antigua capital y se hizo con el control de Nippur, Eridu y Uruk. No obstante, aunque sus descendientes intentaron ampliar sus dominios, no lograron restablecer el control del antiguo imperio. Mientras, en Larsa, Gungunum (1932-1906 a. C.) destacó por su victoria contra Elam. Más adelante derrotó a Lipit-Ishtar, de la dinastía de Isín, y se apoderó de Ur. Su auge llegaría con Samu-El (1894-1866 a. C.), haciendo que Larsa se convirtiera en una potencia política y militar. Mientras, en el norte, floreció la antigua Assur, en parte por su posición estratégica y porque supo establecer un gran dominio comercial con las regiones septentrionales como Anatolia. Uno de los líderes amorreos, Shamshi-Adad I (1812-1780 a. C.) había conquistado las principales de Asiria, convirtiéndose en soberano de Assur y dejando a uno de sus hijos al cargo de Mari. Estableciendo una capital en Shubat-Enlil, se proclamó Rey del Universo. Mientras, otro amorreo, Sumuabum (1894-1881 a. C.) había establecido una dinastía independiente en Babilonia. Sus sucesores ampliaron los dominios. Sumulailu amuralló la ciudad y derrotó las pretensiones de Kish. Aliados con Uruk y posiblemente de Isín, hicieron crecer la ciudad en medio conflictos y un panorama diplomático inestable. En este periodo surge Hammurabi (1792-1750 a. C.), sexto monarca de la dinastía de Sumuabum. Este monarca consiguió restablecer un imperio debido a las coaliciones, alcanzando también una cohesión interna debido a la administración y una política interior sólida, con la promulgación de la primera legislación. No obstante, sus logros fueron efímeros. Durante el reinado de su hijo, Samsu-Iluma (1749-1712 a. C.) un usurpador se hizo con el control de Larsa y logró unificar un conjunto de ciudades en su rebelión. El rey tomó y destruyó Ur y Uruk en venganza, pero en el sur, un tal Iluma-Ilum logró independizar lo que sería a partir de entonces conocido como el País del mar. Tras la amenaza de los elamitas, vinieron los kasitas desde el este, los cuales consiguieron hacerse con Hana. El panorama político de Mesopotamia quedó dividido en cuatro entidades políticas. El País del Mar en el sur, Babilonia en el centro meridional, Hana en dominio del Éufrates medio y Asiria en el Tigris.
En el periodo posterior el foco se desplaza hacia el Oeste. Hititas y hurritas crecen y se expanden. Aparece el reino de Hatti y posteriormente Mittani, el cual guerreará contra Egipto y someterá Asiria. Mursil I, rey hitita, tomó Babilonia en el 1595 a. C . [1], la cual fue saqueada y profanada. Aushtatar, soberano de Mittani, se apoderará de Assur y tras saquearla someterá a sus habitantes como tributarios. No obstante, las tropas invasoras volvieron a su región, dejando la ciudad abandonada. El vacío de poder será aprovechado por los kasitas con Augum II en torno al año 1571 a. C que se hará con el poder en Babilonia, aunque no conocemos si eran los mismos que se habían establecido previamente en Hana, porque pronto hubo disputas entre Babilonia y Hana. Esta nueva dinastía conquistó el País del Mar y reunificó el sur de Mesopotamia. Las relaciones posteriores con asiria fueron inciertas, pues Burnaburiash (1359-1333 a. C.) se casó con la hija del rey asirio pero el hijo de ellos fue asesinado en una conjura palaciega. El resultado de ello es que Assur-Uballit intercediera en las disputas para imponer finalmente a Kurigalzu II (1332-1308 a. C.), aunque en el futuro la inestabilidad política volvería a causar conflictos entre Babilonia y Asiria. Asiria tendría posteriormente un periodo de esplendor militar. Adad-Nidari II (911-891 a. C.) conseguiría la restauración nacional. Sus sucesores Tulti-Ninurta y Assur-Narsipal II, alcanzaron grandes conquistas y con Salmanasar III (858-824 a. C.) empezaría la disputa con la coalición sirio-palestina auspiciada por el faraón Orsokón II. En el 851 a. C. intervino en Babilonia par evitar un conflicto dinástico. Su reinado terminó con una gran crisis dinástica y con el conflicto con Urartu. No obstante, con Tiglat-Pilaser III (744-727 a. C.) se restableció la grandeza del imperio, aunque su política estuvo marcada por deportaciones en masa. El establecimiento de una doble monarquía asirio-babilónica duró poco pues tras la llegada de Sargón II, un usurpador del que poco sabemos, el caldeo Meroda-Baladán, apoyado por los elamitas, conseguía independizar Babilonia. Tras la recuperación, la ciudad volvió a sublevarse, asesinando por ello al hijo del monarca. La venganza no se hizo esperar, en el 689, sus tropas conquistaron la ciudad y sus habitantes o bien murieron durante el asedio o fueron deportados. La ciudad quedó destruida y colgada bajo las aguas del río. No obstante, la ciudad sería reconstruida por Asarhadón (681-668 a. C.) pero más tarde incendiada por Assurbanipal (668-627 a. C.) tras la sublevación de su hermano Shamash-Shumukin. Sus conquistas se extendieron hacia los territorios elamitas y Susa fue también devastada.
Tras este periodo aparecieron los Medos y los Persas, ambos indoeuropeos. El fin del reinado asirio llegó con Assurbanipal, aunque la documentación encontrada no permite reconstruir la historia. Babilonia tendría su independencia en el 626 a. C., bajo el rey caldeo Nabopolasar, garantizando su supervivencia con el matrimonio con una princesa meda. Nabucodonosor II (604-562 a. C.) logró devolver el auge a la ciudad temporalmente, pero tras su muerte, la llegada al poder de Nabónido (555-539 a. C.) desató fuertes conflictos entre el sacerdocio de Marduk por su inclinación por el culto de Sin. En ausencia del rey, Ciro II, que se había granjeado ya una reputación de gran conquistador, se hizo con la ciudad en el 539 a. C. sin dificultad, garantizando la supervivencia del culto y la seguridad de sus habitantes. Desde entonces, a pesar de algunos percances, la ciudad sería integrada en el nuevo Imperio Persa.
Periodo | Inicio | Final |
Paleolítico medio | c.78000 a. C. | c.28000 a. C. |
Paleolítico superior | c.28000 a. C. | c.10000 a. C. |
Neolítico | c.10.000 a. C. | c.6000 a. C. |
Calcolítico – Hassuna: – Halaf/Ubaid: – Uruk: – Yemdet Nasr: | c.6000 a. C. c.5500 a. C. c.5000 a. C. c.4000 a. C. c.3200 a. C. | c.3000 a. C. c.5000 a. C. c.4000 a. C. c.3200 a. C. c.3000 a. C. |
Baja Mesopotamia Protodinástico I Protodinástico II Protodinástico III (Fara) Dinastía de Akkad Ur III Babilónico antiguo – Dinastías Isin-Larsa – Primera dinastía de Babilonia Dinastía casita Segunda dinastía de Isin Segunda dinastía del País del Mar Dinastía de E Dominación asiria Dinastía neobabilónica | c.3000 a. C. c.2750 a. C. c.2600 a. C. c.2350 a. C. c.2150 a. C. c.2000 a. C. c.2000 a. C. c.1800 a. C. c.1600 a. C. 1155 a. C. 1026 a. C. 979 a. C. 732 a. C. 626 a. C. | c.2750 a. C. c.2600 a. C. c.2350 a. C. c.2000 a. C. c.2000 a. C. c.1600 a. C. c.1600 a. C. c.1600 a. C. c.1155 a. C. 1027 a. C. 1006 a. C. 732 a. C. 626 a. C. 539 a. C. |
Alta Mesopotamia Periodo asirio antiguo Período asirio medio Imperio del período neoasirio | c.1900 a. C. c.1400 a. C. 934 a. C. | c.1400 a. C. c.1050 a. C. 610 a. C. |
[1] Algunos datos posteriores sitúan su destrucción en torno a 1499.
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