En el griego clásico, al igual que en el castellano y en el latín, abundan los pronombres. Podemos reconocer en nuestra lengua pronombres tales como yo, tú, él, a mí mismo, mi, tu, su, este, ese, aquel, cualquiera que, mío, tuyo, quién, nada, éste o aquel. Entendemos por pronombre aquella palabra que sustituye a un nombre en la oración. El nombre que es sustituido se denomina antecedente y puede ser, como en el caso de los pronombres personales, una persona particular. El determinante al que refiere va a influir directamente sobre el pronombre en el número y la persona y su caso va a estar determinado por la función que realice dentro de la oración. Frente a este grupo de pronombres-sustantivos, los gramáticos suelen hablar de otro tipo de pronombres-adjetivos nada uniformes que se diferencian en los adjetivos simples en que no atribuyen cualidades al nombre ya que su función es más determinativa (posesión, situación, cantidad), a veces acompañando al propio sustantivo dentro de la oración. Los manuales de gramática suelen englobar los pronombres en diferentes categorías como las que siguen.
Aquí se incluyen los pronombres-sustantivos que se diferencian del resto en su politematismo, en su función puramente sustantiva y en la no distinción de género. El politematismo hace referencia a que hay dos temas diferenciados entre el singular y el plural. Normalmente dos dentro del singular y otro para el plural, enfatizando en esa distinción que el plural nosotros (con diferente tema del singular) no es la suma de varios yoes. Dentro de la oración, su uso se denomina enfático ya que es redundante pues la persona ya se manifiesta en el verbo.
Los pronombres personales son ἐγώ, σύ, ἕ (yo, tú y él/ella).
Como podemos observar, en algunos casos hay dos variantes. Las formas acentuadas que aparecen en primer orden se usan para encabezar las frases y otorgan un valor más enfático, para hacer destacar el pronombre dentro de la oración. Las formas segundas no pueden encabezar la frase.
También se incluyen dentro de este grupo el pronombre intensivo αὐτός. Cuando va acompañado por el artículo, significa el mismo, cuando no, se traduce como el propio (él mismo, ella misma, él en persona…). Tiene tres valores, puede ser enfático, anafórico o de identidad. Respectivamente lo vemos en αὐτός λὲγει (él mismo [lo] dice), ὁρῶ αὐτόν (veo a él, es decir, lo veo) y en τὸ αὐτὸ λέγει (dice lo mismo).
Los pronombres reflexivos podrían encontrarse en la categoría anterior. Éstos se forman a partir de los pronombres personales (Tipo 1) en conjunción con los casos oblicuos (AC, GEN, DAT) de αὐτός. Si un pronombre personal no reflexivo puede traducirse como «me», un pronombre reflexivo se entendería como «a mí mismo». Estos pronombres carecen de dual y sólo presentan evidentemente el neutro el tercera persona (en primera persona, por ejemplo, hablamos sólo en primera o segunda persona, a mí mismo, a mí misma). En este ejemplo vemos la declinación del pronombre reflexivo ἐμαυτοῦ, ἐμαυτῆς que se forma añadiendo los pronombres ἐγώ, σύ, ἕ en sus formas oblicuas al pronombre αὐτός en sus respectivas declinaciones. (ἐμέο + αὐτοῦ → ἐμαυτοῦ; σέ + αντόν → σεαντόν; ἕ + αντόν → ἑαντόν).
En la tabla anterior, debemos añadir una nota. A veces, la tercera persona del plural (3pp) presenta otras formas como σφᾶς αὐτούς, αὐτας (AC), σφῶν αὐτῶν (GEN) o σφίσιν αὐτοῖς, αὐταῖς (DAT) y de igual manera a veces aparecen variaciones más simplificadas como σεαυτόν → σαυτόν; ἑαυτόν → αὑτόν (con espíritu grave, por tanto, no confundir con αὐτόν).
Los pronombres posesivos determinan relaciones de propiedad o pertenencia. Se forman partiendo de los temas de los pronombres personales (Tipo 1). Se declinan como sustantivos (por la primera y segunda declinación).
ἐμός, ἐμή, ἐμόν → mío, mía
σός, σή, σόν → tuyo, tuya
ὅς, ἥ, ὅν → suyo, suya (de él/ella)
ἡμετέρα, ἡμέτερον → nuestro, nuestra
ὑμέτερος, ὑμετέρα, ὑμέτερον → vuestro, vuestra
σφέτεποσ, σφέτερα, σφέτερον → suyo, suya (de ellos)
Los pronombres demostrativos determinan relaciones espaciales del objeto en relación con el hablante, es decir, que sitúan a un objeto, un ese o aquél, en relación a un Yo situado espacialmente. Tenemos principalmente οὗτος (este/ese), ὅδε (este, este de aquí) y ἐκεῖνος (aquel o ese de ahí/allí/allá). Para más información sobre estos tres pronombres podéis consultar los diferentes apartados de οὗτος, ὅδε y ἐκεῖνος.
El pronombre recíproco ἀλλήλους se forma a partir de la duplicación del tema ἄλλος. Sólo tiene plural y dual pues implica un mínimo de dos objetos a través del cual el pronombre actúa. Se puede traducir como uno a otro, entre sí aunque su traducción precisa varía en los casos en los que se presenta (siempre oblicuos).
Acusativo → ἀλλήλους, ἀλλήλας, ἄλληλα → Unos a otros.
Genitivo → ἀλλήλων, ἀλλήλων, ἀλλήλων → Unos de otros.
Dativo → ἀλλήλοις ἀλλήλαις ἀλλήλοις → Unos para otros.
Como ejemplo tenemos el pronombre τις, τι (alguien, alguno, alguna cosa) y τίς, τί (¿quién, qué, cuál?). El primer grupo, sin acento, es indefinido y nunca se coloca al inicio de la frase. El segundo grupo se coloca al principio y otorga ese valor interrogativo a la oración. El ejemplo siguiente sirve para ambos grupos, el único cambio es el que el valor indefinido no lleva el acento característico en la iota.
Otros pronombres indefinidos son:
ἕτερος, ἑτέρα, ἕτερον → otro, segundo, el otro ( si va con artículo).
ἑκάτερος, ἑκάτερα, ἑκάτερον → cada, cada uno (de dos).
ἕκαστος, ἕκαστη, ἕκαστον → cada, cada uno, todos.
μόνοςμ νόνη, μόνον → solo.
πᾶς, πᾶσα, πᾶν → entero, cada.
οὐδείς, οὐδεμία, οὐδέν → ninguno, ninguna.
μηδείς, μιδεμία, μεδέν → nadie, nada.
οὐδέτερος, μεδέτερος → ni uno ni otro.
ἔνιοι, ἔνιαι, ἔνια → algunos.
Los pronombres relativos convierten un enunciado cualquiera en adjetivo. Tenemos aquí los relativos ὅς, ἥ, ὅ (quien, que el cual) y el pronombre relativo indefinido ὅστις, ἥτις, ὅ τι (cualquiera que, quien quiera que). Como vemos, el segundo sigue la formación del otro, añadiendo al primer pronombre relativo, el pronombre indefinido τις descrito anteriormente.
Hay otros pronombres que también se forman a partir del pronombre relativo. Por ejemplo, tenemos ὅσπερ, ἥπερ, ὅπερ (precisamente el que), que se forma añadiendo en este caso la partícula enclítica -περ. Actúa en este caso matizando el significado del primero.
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