En esta reseña presentaré Firewatch, un videojuego de misterio construido en forma de aventura en primera persona. Fue desarrollado por Campo Santo Productions LLC en 2016 y publicado junto con Panic Inc. La interfaz está disponible en múltiples idiomas pero los diálogos del juego sólo están disponibles oficialmente en inglés (aunque con subtítulos en múltiples idiomas, incluyendo el español). En la web oficial del juego podéis encontrar más información al respecto. Dentro de la partida, encarnamos el papel de un hombre que recientemente ha aceptado un trabajo como guardabosques. Antes de empezar, una introducción con diferentes opciones de elección nos revela el contexto vital del personaje y su relación con la historia que está a punto de comenzar.
Boulder. Colorado. 1975. Ves a Julia. Tiene más o menos tu edad. Veintimuchos. Ríe en compañía de profesores y estudiantes de postgrado de la Universidad de Boulder. Tú, Henry, has salido de fiesta con unos amigos. Te acercas a ella.
El juego empieza alternando entre el presente inmediato, en 1989, momento en el cual Henry acompañado de una simple mochila sube al coche y se marcha hacia el Bosque Nacional Shoshone y un pasado ya lejano, en 1975 en el que el protagonista se encontró por primera vez con Julia. En la parte narrativa sólo hay texto sobre un fondo opaco, algo que nos devuelve la memoria de los antiguos juegos de aventuras gráficas. Las elecciones en este juego adquieren una función menos convencional. Lejos de personalizar el desarrollo del juego y crear finales alternativos, sólo cambian ciertos detalles circunstanciales dentro del juego, proporcionando una falsa sensación de control pero también ensalzando la idea de que el destino se nos muestra como inevitable. Henry podrá elegir ciertas cosas de su pasado y su presente y eso acompaña la manera en que nosotros, como jugadores, lo percibimos. Podremos reaccionar de una manera u otra ante los acontecimientos pero no pensar en cambiar el pasado ni las decisiones que permanecen fuera de nuestra voluntad.
Durante este intercambio de sucesos introductorios. Se nos presenta a Julia. La vida parece perfecta. Lo era. Ambos se conocen y rápidamente hacen una vida juntos. Ella y Henry acuerdan tener un perro al año de salir y cuando llevan un par de años juntos, en 1979, hablan de la posibilidad de tener hijos. De Henry sabemos poco, pero por lo que se nos dice de Julia, es australiana o al menos sus padres viven allí y se dedica a la investigación científica. Aparecen algunos contratiempos y conflictos como la mala experiencia con un atracador que podría haber tenido malas consecuencias a pesar de que finalmente se quedó en un susto. También hay momentos graciosos que Henry atesora [1]. Sin embargo, pasan los años y los niños no llegan. En 1984 Julia recibe una invitación para trabajar en Yale (Connecticut) como jefa asociada de departamento. La relación se mantiene a distancia y Julia acuerda encontrarse con él tres veces por semestre. No obstante, en 1985, después de diez años de relación, ella vuelve a casa después de sufrir un episodio. Ocurrió un altercado con un compañero de trabajo por un simple malentendido.
Decidís acudir a los médicos. Tras varias pruebas, se le diagnostica demencia precoz. Tiene cuarenta y un años. Acordáis mantenerlo en secreto de momento. El tiempo pasa, incluso el perro muestra los síntomas del transcurso del tiempo y en ese aparente momento de calma, quedáis con los amigos en los bares como si todo fuera normal. Parece que nada ha cambiado y Julia regresa pronto a la Universidad. No obstante, en 1987, dos años después del primer episodio, las cosas empeoran drásticamente. Se le olvidan las cosas en clase, tiene problemas para mantener la investigación y a veces se desorienta con el coche. Tras el último suceso, le dan la baja médica permanente. En casa su conducta empeora, a veces insulta a Henry y a los hijos que nunca tuvieron; otras veces es una absoluta desconocida. Por mucho empeño que Henry ponga en retrasarlo tarde o temprano hay que tomar una decisión. Si envía a Julia a una residencia, la culpa lo devasta durante años; si por el contrario intenta cuidar de ella, se ve acorralado por la tristeza y recurre a la bebida y las salidas nocturnas. En ambos casos, en 1989, los caminos de Julia y Henry se separan. O bien ella se va a una residencia temporalmente o se la llevan sus padres de vuelta a Australia tras ver que él no puede hacerse cargo de ella.
Mientras tanto, en ese clima de ruptura, soledad y desconcierto, Henry ve un anuncio de trabajo en el periódico. Buscan un guarda forestal para el Bosque Nacional Shoshone [2], el primer bosque nacional de los Estados Unidos de América. Lo acepta sin pensarlo dos veces. De un día para otro se encuentra en el bosque, solo, viendo como anochece a su alrededor y sólo le acompañan los recuerdos de la vida que tuvo con Julia.
Tras ese primer contacto con el pasado que intenta dejar atrás, Henry llega al lugar que va a ser a la vez trabajo y hogar durante todo el verano. Es el año 1989. Un año antes hubo los conocidos incendios de Yellowstone y por eso, las referencias a los peligros del fuego estarán presentes durante toda la historia. La torre del vigilante, el mirador Two Forks, se nos muestra al principio como un lugar elevado pero frágil. Allí el protagonista encuentra las cosas básicas que necesita un guarda forestal para sobrevivir y llevar a cabo su labor de vigilancia. Al entrar en la torre, la radio suena, es Delilah, la guarda de la atalaya más próxima y que de alguna manera supervisa y coordina las labores de otros vigilantes. A lo largo de toda la partida, ella será nuestro contacto con el mundo humano, el único eslabón que vincula a Henry con la sociedad. No veremos su rostro ni sabremos de su historia más allá de las cosas que decide contar al protagonista. No obstante, está en nuestra mano decidir cómo Henry dialoga con ella, si decide confiar, mantenerse desde una posición más profesional o tratar de cortar la comunicación cada vez que se introduce en un tema personal. Sus diálogos, sean como fueren, son los pilares esenciales que permiten avanzar el juego y se constituyen como fuente inestimable de entretenimiento, pues añaden trama, misterio y elementos de un humor muy característico.
Durante los primeros días, los elementos principales de la trama aparecen. Al despertarse en su torre y mientras habla con Delilah por radio, se vislumbran en el fondo unos juegos artificiales. Evidentemente, están prohibidos y más al tratarse de un espacio protegido. La primera labor de Henry va a ser ir a la fuente del vandalismo y descubrir qué está pasando. Durante esta marcha, se empieza a ver ya cuales van a ser las dinámicas del juego en cuanto a exploración. Tendremos un mapa, una brújula y una mochila, además de unas cajas de suministros repartidas a lo largo del mapa. Con la cuerda podremos ir conectando desfiladeros con pendientes infranqueables, con el hacha podremos despejar malezas y con los pitones o clavijas de escalada, descender por sitios más recónditos, aunque estas cosas y otras más irán apareciendo a lo largo del juego. De momento Henry, en su primer día de trabajo, descubre un sendero de descenso hasta el lago Jonesy. Allí hay unas bañistas en estado de embriaguez que están manejando los fuegos artificiales y que previamente habían montado un campamento improvisado. Tras la advertencia de Henry y sus amenazas de llamar a la policía, éstas salen nadando hacia el otro lado y desaparecen. Después de la esperpéntica escena del lago, Henry se ve obligado a realizar un rodeo para volver al mirador pues durante uno de los descensos, la cuerda se rompió. En esa trayectoria se armonizan la visión de un paisaje atardecido, las conversaciones con Delilah, los síntomas de una futura tormenta y algunos puntos interesantes, como la cueva del cañón que esconde terribles secretos todavía desconocidos y la figura de una extraña silueta que nos alumbra cuando tratamos de ascender por el sendero cerrado antes de llegar a nuestro mirador. Cuando llegamos al puesto de vigilancia, una de las ventanas está rota; han entrado y se han llevado cosas. De momento no tenemos más noticias, pues los actos vandálicos pueden haber sido producido por las juerguistas de los fuegos artificiales o por aquel hombre desconocido.
Al día siguiente, la misión va a ser seguir las líneas eléctricas para encontrar dónde se ha producido una avería. Durante esa trayectoria, descubrimos un paisaje con niebla matutina, una conversación extraña entre Delilah y un desconocido cuando ésta se deja la radio abierta y unas nuevas pistas sobre los actos vandálicos. Los cables no cayeron durante la tormenta sino que fueron las chicas del episodio anterior que a modo de venganza, han seguido delinquiendo. Durante el viaje de vuelta, Henry descubre una mochila abandonada propiedad de Brian Goodwin que según Delilah era un chico que acompañaba a su padre Ned, el que estuvo en el puesto de Henry hace tres años. No obstante, una nueva línea de humo advierte de la presencia de una nueva hoguera. Al encontrar la fuente del peligro, Henry descubre el campamento destrozado de las chicas. Al parecer alguien les ha destrozado el campamento y ellas se han ido no sin antes dejar una nota dando a entender que creen que ha sido él, tildando al protagonista de psicópata y pervertido. La cuestión es que en los restos del campamento encontramos revistas, alcohol y las sábanas del mirador, dando a entender que sí fueron ellas las que irrumpieron en su puesto de trabajo. Durante el tercer día, Henry repara con tablones el mirador mientras habla con Delilah por radio y ella trata de averiguar cómo es él físicamente para dibujarlo.
Pasan los días y aquí las vivencias incurren en saltos hacia delante. El día 9 Henry está comiendo un sándwich mientras ve el atardecer en el cañón cuando Delilah le avisa por radio de que alguien ha denunciado la desaparición de las dos adolescentes que estuvieron jugando con los juegos artificiales. Ella parece ponerse nerviosa y duda en si decir algo o no a la policía, ya que teme que los tomen como sospechosos. No obstante, aunque este incidente no tiene mayor trascendencia ya pone en juego algunas de las facetas de Delilah [3] y saca a relucir los conflictos que hay en su relación, referidos especialmente a la falta de confianza y de transparencia. Unos días después, tiene lugar un acontecimiento extraño. La radio suena por la noche y al establecer comunicación, es Julia la que habla. Parece una simple pesadilla pero poco después Delilah le cuenta que fue él quien por la noche inició el contacto por radio llamándola por ese nombre.
El día 33 Henry acude al puesto donde dejan los suministros. Durante su trayectoria descubre una valla metálica de la que Delilah parece sorprenderse pues no tiene constancia de su existencia. Al principio se toma su existencia a broma, pero su misterio será el germen de futuras sospechas.
Los saltos nos conducen al día 64. Un incendio aparece en lontananza. El humo está lejos pero parece que el fuego puede extenderse. Ya se han movilizado los bomberos pero de momento no hay instrucciones para los guardas forestales. Las conversaciones con Delilah se muestran diferentes. Han pasado los días y parece que hay mayor confianza entre ambos. De momento ya podemos entrever su carácter ambiguo e huidizo de cara a las relaciones y su inclinación hacia la bebida.
El día 76 la historia empieza a dar un cambio brusco. Henry decide irse al lago a pescar y de paso comprobar si hay por allí huellas de osos ya que el incendio puede haber movilizado a los animales salvajes. No obstante, cerca del lago, tras descubrir un extraño portapapeles, alguien le golpea la cabeza y deja al protagonista inconsciente. Recuerda haber visto en el documento transcripciones y anotaciones de las conversaciones privadas entre él y Delilah. Alguien les ha estado espiando. Recuerda un nombre perdido entre los apuntes, Wapiti, que puede ser una alusión a Wapiti Meadow, una zona que Delilah sí conoce. Henry busca en un campamento abandonado un hacha de bombero y allí se encuentra con información relativa a un tal Dr. Simmons que tiene asignado un puesto en el Wapiti Station. Poco después, Delilah tiene una idea. Deja a Henry un nuevo medio de comunicación ya que el anterior ha sido comprometido. Tras establecer una comunicación segura, él decide meterse en el centro de investigación. Lo que descubre allí les deja estupefactos. Es un recinto lleno de antenas, medidores y aparatos variados, con anotaciones, sensores y documentos que contienen información personal de ambos. Es como si fueran sujetos de prueba de algún grupo de estudio sociológico. Sin embargo, en el campamento hay aparatos de medición y documentos referidos a otros tipos de investigación de la fauna y la flora del lugar. Allí consigue un receptor de ondas que permite localizar objetos previamente marcados con una caja negra. Tras abandonar el recinto, Henry descubre que se ha originado un incendio en el campamento y decide volver al mirador.
El día 77, mientras Henry está escribiendo, el dispositivo emite unos pitidos, como si algo marcado se encontrara cercano. Fuera, el fuego ha crecido y tomado mayor consistencia. En su viaje de rastreo, descubre una mochila con una llave que corresponde a la puerta de la cueva que aparece al principio, la cueva 452. Al volver al mirador, alguien ha colocado un cassette con una cinta sobre la puerta. Dentro contiene una grabación que fuera de contexto podría entenderse como que Henry y Delilah tienen algo que ver con el incendio provocado el día anterior. Parece una amenaza.
El final transcurre entre los días 78 y 79. En medio de la humareda cercana, Henry decide adentrarse en la cueva. Pronto los van a desalojar pero ambos están preocupados por el espionaje y están dispuestos a correr más riesgos. Tras adentrarse en la cueva, el protagonista sale por otro lado, descubriendo a la salida el refugio de lo que parece haber sido un niño. Todo apunta a Brian Goodwin, el adolescente dueño de la mochila que encontramos al principio. Los deberes de escuela que encontramos datan algunos de 1986. Las conversaciones con Delilah siguen sin esclarecer nada porque ella tampoco comprende por qué se dejaron él y su padre todas aquellas cosas allí. Henry descubre sobre una mesa un grupo de clavijas de escalada y con ellas decide adentrarse más en la cueva. Durante su marcha, Delilah le revela que ya se han encontrado a las adolescentes desaparecidas y aunque hay un cierto alivio entre ambos, la dirección a la que apuntan las pruebas parece indicarles que hay un misterio mayor oculto en la cueva. Allí, en sus entrañas, descubre horrorizado el cuerpo de Brian. Parece que se cayó escalando dentro de la cueva y que nadie denunció su desaparición. Todo parece a que Ned, su padre, ocultó su muerte ya que él estaba viviendo con él en el bosque en contra de las normativas del puesto de trabajo.
Al día siguiente el humo del incendio rodea todo el bosque. El equipo de salvación ya está en camino pero de golpe, el dispositivo empieza a emitir sus conocidos pitidos. Siguiendo la pista encontramos que Ned ha dejado una última cinta junto a uno de esos localizadores. La cinta está dirigida a Henry. Le dice que evidentemente ha sido él quien ha estado vigilando y fastidiándole desde el principio. Espera que lo comprenda, pues él ha estado oculto en el bosque durante tres años tratando de impedir que nadie descubriera el cuerpo de su hijo. Tenía miedo de que lo culparan a él y en medio de la desesperación, prefirió mantenerse al margen y ocultarlo todo. Por eso trató de hacerles sentir miedo y que él abandonara su puesto o al menos que dejara de husmear cerca de las cuevas. En el refugio de Ned encontramos cómo él, sabiendo lo del centro de investigación, dejó notas cuando éste estaba ya abandonado tras el incendio para ellos creyeran al descubrirlo que estaban estudiándolos a ellos en lugar de a los ciervos que eran realmente los objetos de la investigación [4]. Allí encontramos los borradores iniciales mal hechos que él mismo escribió a máquina para tratar de emular un informe técnico de espionaje.
Tras abandonar el refugio de Ned, el diálogo con Delilah se torna difuso. Por una parte parece que guarda información o que está confundida por toda la información contradictoria pero también parece que está afectada por la muerte de Brian y no da la opción de seguir averiguando cosas sobre las motivaciones de Ned o por qué todo aquello le está afectando tanto. El incendio tampoco da esa opción y mientras todo avanza muy rápido, Henry tiene que buscar el punto de evacuación. Va hacia el norte y encuentra el punto de acceso hacia el puesto de Delilah, un fonicular que une ambos montículos. En los diálogos se da la opción de que ella le espere allí o que se adelante en uno de los helicópteros de salvamento. No obstante, sea cual fuese la decisión pactada, ella no va a estar en su puesto, se va a marchar sin esperar a Henry. Al llegar allí, tarde o temprano llegará un nuevo transporte y alguien del equipo nos dará la mano para subir al helicóptero.
La última conversación con Delilah nos dice realmente que ella también estaba huyendo de alguna manera en su vida y necesitaba irse antes de ver a Henry. Cualquier tipo de interacción mantenida a lo largo del verano dará siempre como respuesta una negativa a encontrarse. El nombre de Julia, su memoria, vuelve a aparecer. Henry, acorralado por el fuego que todo lo devora se ve obligado a volver al mundo real y mientras tanto, Julia sigue en una residencia, con la memoria y la cognición deterioradas, habiendo olvidado todo lo que él ha sido para ella en su vida. El juego se despide con ese final triste y desolador al que muchos internautas no están acostumbrados pues en la vida real uno a veces simplemente no consigue nada de lo que se propone. Mientras Henry se marcha por el aire, bajo sus pies, el fuego sigue amenazando al bosque. El equipo de salvamento lo ha rescatado a tiempo pero nadie puede entender la devastación que hay en su interior, la naturaleza de las cosas que ha perdido y los problemas para los cuales no ha encontrado remedio. Así se despide este juego de aventura que apostando por la variedad y riqueza del mensaje visual, ha sabido arriesgar y construir una historia agria y desoladora.
[1] En el cuaderno podemos ver el retrato que Julia hizo para nosotros. Bien posando como un hercúleo He-man o como una modelo de Victoria’s Secret.
[2] Se trata de un bosque con protección federal desde 1891, situado en el estado de Wyoming y que abarca unos 9.865 kilómetros cuadrados. Coge su nombre de la tribu Shoshoni aunque otras tribus como los Arapahoe, los Pies Negros o los Crow también habitaron aquellas tierras.
[3] Aunque es un tema más circunstancial, me llamó la atención de la elección de ese nombre, especialmente por la historia bíblica y por la etimología. Por otro lado, aunque Julia, es un nombre de procedencia romana (la gens lulia), algunas fuentes apuntan a su vinculación con el griego ιουλος, como un adjetivo referido a la suavidad del cabello.
[4] Si nos fijamos, en el centro de investigación, hay elementos suficientes para entender que se trata de un centro de investigación convencional, pues estudian los movimientos de los ciervos a través de localizadores, pero Henry, reforzado por Delilah, decide centrarse en los detalles de un informe que hay encima de la mesa.
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