Introducción al Sumerio. Lenguas en Mesopotamia
En el amplio contexto que representó la antigua Mesopotamia, hubo una gran multitud de lenguas que, vinculadas a diferentes pueblos, confluyeron en un mismo territorio, aunque a veces en épocas distintas. Podemos encontrar dos grupos principales de familias lingüísticas en la región. La primera es la familia semita. Dentro de las lenguas semitas tenemos tres grandes ramas, las orientales, las occidentales y las meridionales (que agrupa las lenguas arábigas). La lengua semítica oriental por excelencia fue el acadio, que empleó el sistema de escritura cuneiforme de los sumerios para adaptarlo a su lengua. Esta lengua, ya extinta, evolucionó con los siglos y dio paso a otras dos lenguas, el babilonio y el asirio que se usaron en el sur y en el norte respectivamente. En la rama occidental tenemos otras lenguas como las lenguas cananeas, la amorrita y el arameo, el cual sigue vigente a través de algunos de sus dialectos, como el siríaco. En este grupo debemos mencionar que el amorrita llegó por la invasión de este pueblo en el II milenio a.C. y que el arameo llegó a convertirse en lengua franca durante el Impero neoasirio con Tiglath-Pileser III.
La segunda familia lingüística fue la indoeuropea. Aquí debemos destacar la lengua hitita, que también llegó a emplear una adaptación del sistema cuneiforme conocida como cuneiforme hitita. Posteriormente, llegarían de nuevo otro conjunto de lenguas indoeuropeas, pero esta vez por la llegada de los pueblos iranios como los medos y los persas. No obstante, hay un tercer grupo de lenguas, conocidas como aisladas, que lograron sobrevivir y otras que todavía no tienen un origen claro, como el elamita, que a veces se ha catalogado como lengua elamo-drávida. Entre estas lenguas aisladas podemos mencionar el sumerio, primera lengua escrita que sirvió de inspiración para asentar las escrituras de las lenguas que fueron llegando a la región, tanto semitas como indoeuropeas, pues tanto el acadio como el hitita adoptaron el sistema de escritura cuneiforme.
Antecedentes de la escritura
La escritura se desarrolló de una manera lenta, especialmente vinculada a las operaciones administrativas y la necesidad de establecer registros. Primero empezaron utilizando códigos sobre objetos (piedras, hueso o cerámica) para realizar ciertas asociaciones simbólicas. El sistema de registro pudo empezar ya en el IX milenio, a través de figuras tridimensionales con formas geométricas precisas. Aquí aparecen las bullae y las abnu. Se empleaban esferas de arcilla que encerraban este tipo de objetos o fichas y sobre los cuales terminaron empleándose sellos que encerraban la estructura y que reflejaban con un símbolo, su contenido, a veces con simples puntos o rayas. Hacia el IV milenio, las inscripciones fueron evolucionando y terminaron empleándose sobre superficies bidimensionales. Fueron apareciendo progresivamente tablillas independientes que agrupaban en su superficie un gran cúmulo de numeraciones, símbolos que más tarde se utilizaron sobre sellos cilíndricos. Conforme la sociedad crecía, la administración se adaptó a las exigencias de los gobernantes y sus gentes. Los símbolos se volvieron más complejos y abstractos y a los signos de numeración se le añadieron otros referidos a nombres, adjetivos y verbos. Este proceso ocurrió durante todo el IV milenio antes de nuestra era. Hacia el último siglo, podemos mencionar la utilización en Uruk de 1500 signos con una gran cantidad de ideogramas, símbolos con una gran abstracción que han obligado a replantear las teorías clásicas que defendían el paso de lo concreto a lo abstracto.
Introducción al Sumerio. Lengua sumeria
Los primeros hallazgos de la lengua sumeria se remontan a la década de los 50 en el siglo XIX, con las excavaciones de Nínive. Más tarde, las excavaciones en Tello, la antigua Girsu, en 1877, revelarían de nuevo restos de tablillas escritos en un idioma desconocido. Jules Oppert (1825-1905) acuñó el término Sumerio en 1896 para referirse a este idioma desconocida que no era ni asirio ni babilónico y que por su constitución, no era semita. En los años sucesivos, Ernest Chocquin de Sarzec (1832-1901) descubriría los restos arqueológicos de una civilización que hoy localizamos en el sur de Irak. Aunque ahora usamos el término sumerio (del acadio Šumeru), en los escritos cuneiformes podemos encontrar KI.EN.GI (𒆠𒂗𒂠) para referirse a la zona que conocida como Sumer aunque el pueblo sumerio se refería a sí mismo como sag-giga, el pueblo de las cabezas negras. Por otro lado, para referirse a la lengua sumeria, utilizaban el término eme-gi7.r, compuesto por el término eme (lengua) y gi7 (quizás signifique nativo).
El primer periodo del estudio gramatical concluyó con Arno Poebel, autor de Grundzüge der sumerischen Grammatik (1923). Posteriormente, Adam Falkenstein publicaría Grammatik der Sprache Gudeas von Lagaš (1944) en dos volúmenes, siendo un manual de referencia durante varias décadas hasta la publicación de The Sumerian language (1984) por Marie-Louise Thomsen, manual que, siguiendo la tradición anterior, adaptó la gramática incorporando los nuevos hallazgos. Desde entonces podemos encontrar nuevos manuales como el de Pascal Attinger, Eléments de linguistique sumérienne (1993), el de Dietz Otto Edzard, Sumerian grammar (2003) y el de Daniel A. Foxvog, Introduction to Sumerian gramar (2016).
Los primeros textos datan del periodo Uruk III y IV (c.3200-3000 a.C), aunque estamos hablando de un periodo proto-cuneiforme, caracterizado por figuras esquemáticas rudimentarias vinculadas muchas veces a la producción agrícola o la ganadería. Aunque el lenguaje de estos primeros ensayos no se ha podido descifrar, podemos encontrar que en algunos textos de Ur (c. 2800 a.C) hay elementos gramaticales que denotan ya la presencia del idioma sumerio en su forma escrita. Los yacimientos de Fara (Shuruppak) revelaron también textos de naturaleza administrativa, literarios y encantamientos que revelan la aparición de una gramática cada vez más consolidada. Estamos hablando de dataciones alrededor del 2600 a.C. No obstante, los textos más tempranos que han sido agrupados en el periodo del antiguo sumerio se encuentran repartido en varios yacimientos Girsu, Lagash, Nippur, Zabalam o Adabo, destacando en este periodo el reino de Eannatum de Lagash (c.2470) y la unificación bajo los reyes de Akkad (c.2340 a.C). Este período en el que aparecen las formas proto-cuneiformes y se inicia la consolidación del sumerio como lengua escrita se conoce también como Sumerio Arcaico (3100-2600 a.C) que es continuado por el Sumerio Clásico (2600-2300 a.C), momento en el que toma ya una forma consolidada que sobrevivirá en etapas posteriores.
Durante el periodo del Antiguo Acadio (c.2350-2200 a.C) se encontraron cerca de 3.000 textos en sumerio, destacando de ellos la naturaleza administrativa. En este periodo como vemos, a pesar de la expansión del acadio, se siguió usando el sumerio en muchos contextos y podemos notar la influencia que ejerció sobre el sumerio, como el uso de la conjunción copulativa acadia /u/, el orden de las palabras y la inclusión de préstamos lingüísticos entre ambas lenguas. Incluso cuando el acadio fue la lengua oficial (dinastía acadia de Sargón), el Sumerio se seguía utilizando en textos religiosos. En el periodo Neo-Sumerio temprano (c.2200-2113 a.C), destacan los textos encontrados en Lagash bajo la dinastía de Gudea que facilitaron la comprensión de la gramática. En el periodo Neo-Sumerio tardío, o el período Ur III (c.2112-2004 a.C), la unificación de Mesopotamia bajo la III dinastía de Ur trajo un incremento de la actividad administrativa. En este periodo podemos hablar del hallazgo de más de 60.000 textos repartidos en varios archivos palaciegos de Umma, Lagash, Drehem, Ur, Nippur y Garshana. En el periodo de la Antigua Babilonia (c.2017-1722 a.C) el sumerio se siguió empleando en tablillas con un carácter culto y a veces litúrgico, aunque ya empleado por escribas que no hablaron sumerio de manera nativa.
Una de características del sumerio que puede dificultar la comprensión o estudio en alguien que se enfrenta al cuneiforme por primera vez, es la visión del sumerio como una lengua única e inmutable. Desde los inicios de la lengua, el sumerio derivó en dialectos que se desarrollaron en espacios geográficos muy concretos. El paso de la lengua hablada a la escrita, facilitó su fijación, la consolidación de las normas gramaticales y su estandarización. Durante la mitad del III milenio a.C podemos hablar de dos grandes dialectos que estuvieron repartidos entre norte (Nippur, Adab, Isin) y sur (Lagash, Umma, Ur, Uruk). El dialecto del sur por ejemplo contenía una armonía vocálica con el empleo de diferentes formas (/e/, /i/) como prefijos verbales, aunque también se diferenciaban en las formas de los verbos pasivos, pues en el sur se utilizaba la marca intermedia {ba} mientras que en el norte se usaba el prefijo /ʔa/. También apareció el Emesal, conocida como la lengua fina, un dialecto que aparee en los textos babilónicos y que se empleará como lengua culta, caracterizándose particularmente por su morfología y pronunciación. Por eso, la gramática de la que disponemos del sumerio no es completa en el sentido que no abarca todas las tablillas que hayan podido encontrarse y muchos de los símbolos todavía están por descifrar o bien tienen un significado ambiguo o aproximado.
Si te interesa saber más sobre la lengua sumeria puedes empezar con mi primera entrada introductoria, relacionada con la fonética y la escritura.